Focusing no es una terapia en si misma, es más bien el cultivo de una habilidad, y puedo decir como terapeuta de trauma, que el ejercicio de focusing me resulta esencial; es la práctica madre de la relación con la sensación sentida, resignifica el papel como terapeuta y paciente y descoloniza estos roles de las relaciones de poder. Nutre la experiencia de apego seguro y restaura en profundidad la autonomía de las personas que lo practican.
Recupera la concepción del cuerpo como un continuum de la experiencia, el cuerpo como proceso. Es una de esas herramientas que repara de desde dentro, -la vida que se cura a sí misma-. Nos trae a una profunda sensación de vivir con presencia, también cuando estamos con los ojos abiertos y en relación. Repara, hilo a hilo, el entramado de la disociación.
Además de basar el estilo de acompañamiento terapéutico en la práctica de focusing, y ser una de las principales herramientas terapéuticas que aprendemos en los prcesos 1:1, hay otros espacios que ofrezco desde Heridas y Flores que se apoyan en la práctica de focusing.
Un proceso de formación que implica una inmersión profunda en al habilidad de estar en contacto con lo que se siente, del que puedes encontrar información aquí. Solo Sentir
También los laboratorios de pensar corporal, microprocesos basados en una técnica de focusing llamada thinking at the edge.
Los procesos largos de curación del sistema de apego, Existir.